En nuestras notas durante la pandemia nos preguntábamos sobre la duración que tendría y cómo impactaría, no solo en cuanto a la actividad económica y la aceleración de las nuevas tecnologías en la forma de consumir, aprender, trabajar, cuidar de nuestra salud. También fundamentalmente veíamos una tensión sobre los sistemas de gobierno y las libertades individuales
Y reflexionábamos sobre si:
¿Derivaría la pandemia en una mayor colaboración y asistencia entre los países, así como se fortalecerían las instituciones globales para asegurar un mejor cuidado de las personas y del planeta?
¿Persistiría la tendencia de mayor control y manipulación social ejercida por los gobiernos de los distintos países con el justificativo de contener al virus y el uso y abuso de las tecnologías de vigilancia?
¿Se aceleraría el llamado “great reset” del sistema global y la transformación hacia una economía del bienestar?
¿Se iniciaría un cambio profundo con el mayor uso de energías limpias y la reducción en las actividades económicas de las emisiones de gases de efecto invernadero, con el fin de ponerle limites a las temperaturas planetarias y sus consecuencias?
Los resultados de la encuesta global del Barómetro de Confianza de Edelman de comienzos de 2022 nos revelan que las sociedades de los distintos países siguen expresando una desconfianza en los Gobiernos y en los Medios de Comunicación, vistos ambos como fuerzas divisorias en la sociedad y sostienen la confianza en Empresas y ONGs.
Para el 76% de la población general existe una preocupación por el uso de la información falsa o “fake news”.
Los Gobiernos no son vistos como instituciones que puedan resolver los problemas sociales asumiendo un rol de liderazgo y ejecutando exitosamente los planes para obtener resultados.
Crecen además los miedos sociales sobre: la pérdida de empleos, el cambio climático, los ciberataques, la pérdida de las libertades como ciudadano, la experiencia de prejuicio o racismo.
La división y la desinformación alimentadas por Gobiernos y Medios crean un ciclo que amenaza la estabilidad social.
Se evidencia una tendencia mayoritaria de las personas a desconfiar hasta ver evidencias en contrario y, por otro lado, la gente piensa que las personas han perdido la habilidad para tener debates civiles y constructivos sobre los aspectos en los que discrepan.
Además, se mantienen las expectativas de que las empresas y las ONGs pueden ejercer un rol integrador en la resolución de los problemas sociales en alianza con otros actores y, por encima de sus capacidades. Se espera que puedan actuar como fuerzas estabilizadoras. Y que los lideres en general profundicen una mirada de largo plazo y brinden información de calidad y contribuyan a recuperar la creencia en la habilidad de la sociedad para construir un futuro mejor, demostrar que el sistema funciona.
Un dato no menor de este relevamiento es la caída general de la confianza en los países con sistemas democráticos. Esto, sumado a que un tercio de las personas encuestadas cree que las economías manejadas en forma centralizada funcionan mejor que las economías de libre mercado, podría debilitar la calidad democrática planetaria. Tal como nos indica Paul Collier en su excelente libro «Greed is dead: politics after individualism», al igual que en las empresas, la política necesita de organizaciones que compitan y colaboren a la vez. En política como en las empresas, el gerenciamiento jerárquico, de arriba hacia abajo, es frágil, carente de información derivada del conocimiento local y desmotivante para aquellos quienes sostienen ese conocimiento local. El Estado está saturado de obligaciones que no puede cumplir y entonces pierde confianza y legitimidad.
Parece que nuestras preguntas de los tiempos de pandemia no muestran respuestas muy alentadoras por el momento. Jacques Attali, pensador francés , en su libro «Economía de la vida», hace una análisis crítico sobre la gestión de los gobiernos en la crisis de la pandemia pero rescata la posibilidad de reorientar la economía de los países y sus empresas hacia los sectores que tienen como misión la defensa de la vida: la salud, la alimentación, la distribución de agua, el deporte, la agricultura, la energía limpia, la logística y el transporte, el mundo digital, la cultura, el turismo. Así como crear programas de entrenamiento para el empleo en esos sectores y priorizar a las generaciones futuras asegurando su desarrollo.
En este sentido creemos que esta metamorfosis en la manera de trabajar y relacionarnos presenta un nuevo desafío para las empresas de sostener sus valores cercanos a los colaboradores y esto implicará una tarea adicional para el liderazgo. Si no lo hacemos corremos el riesgo que los colaboradores se conviertan en mercenarios narcisistas y desleales.
Adicionalmente, Attali nos señala la amenaza geopolítica entre EEUU y China y sus influencias y el riesgo inclusive de una guerra, así como el debilitamiento de las democracias frente a las autocracias.
Cuando examinamos los indices de calidad democrática publicados por The Economist vemos que menos de la mitad de la población mundial ahora vive en una democracia y más de un tercio vive bajo un régimen autoritario. Solo 21 países de 165 gozan de una democracia plena y varios países pasaron a la categoría de democracias deficientes o a regímenes híbridos. Los resultados reflejan el impacto negativo de la pandemia en la democracia y en la libertad por segundo año consecutivo, con la extensión del poder del Estado y la erosión de libertades individuales.
Hoy el conflicto bélico de la invasión territorial militar de Rusia en Ucrania aparece como una nueva amenaza de enfrentamientos y polarización global y nos confirma esa visión de Attali. Y hasta resulta un deja-vú del siglo pasado, cuando el poder se reflejaba en esa dominación territorial y cultural, así como de los recursos de los países invadidos.
Una guerra del Siglo XX en tiempos del Siglo XXI. Pero no debería sorprendernos , ya Zigmunt Bauman nos alertaba que somos una sociedad global expuesta a los golpes del destino y envuelta en un marco de incertidumbre a perpetuidad. Y nos impulsaba a ser artistas diseñando y buscando el sentido de la buena vida.
Un retroceso del proceso de transformación económico y social que, desde la caída del muro de Berlín, se desarrolló en el mundo consolidando un sistema capitalista global, que sabemos tiene muchos aspectos que ajustar y mejorar, pero que ha contribuido a la pacificación y al cambio de mirada sobre lo que una sociedad fortalecida significa: conocimiento, información, educación y desarrollo tecnológico.
Pareciera que aquello que pensamos en algún momento sobre la correlación entre desarrollo económico y gobiernos democráticos no ha sido consistente. Un claro ejemplo son los países integrantes del grupo BRICS, que avizoraron un potencial de desarrollo como países emergentes en este Siglo.
Por otro lado, en las ultimas décadas ha florecido cierta tendencia a la concentración hiperpresidencialista o nacionalista o separatista aún en democracias mas consolidadas de países desarrollados. Ejemplos de ello fueron el propio EE. UU. y el caso del BREXIT en la UE.
Quiebres disruptivos de un sistema global que no termina de conformar y se muestra en la encuesta de referencia.
La propia pandemia fue un catalizador de estos procesos de encierro y falta de apertura. Y la situación de los refugiados en Europa y su aceptación y/o integración social, otro claro ejemplo.
Para el filósofo Slajòv Zîzek, la idea de que cada “modo de vida” tiene una verdad propia es lo que vuelve a Putin atractivo para populistas de derecha como el expresidente de los Estados Unidos, quien dijo que la invasión rusa de Ucrania era obra de un “genio”. Y el sentimiento es mutuo: Putin habla de “desnazificar” Ucrania, pero no hay que olvidar que apoya a la Agrupación Nacional de Marine Le Pen en Francia, a la Liga de Matteo Salvini en Italia y a otros movimientos neofascistas reales.
La “verdad rusa” es solo un mito conveniente para justificar la visión imperial de Putin, y el mejor modo que tiene Europa para contrarrestarla es tender puentes con los países en desarrollo y emergentes, muchos de los cuales tienen una larga lista de quejas justificadas contra la colonización y la explotación por parte de Occidente. No basta con “defender a Europa”. La verdadera tarea es persuadir a otros países de que Occidente puede ofrecerles mejores opciones que Rusia o China. Y el único modo de lograrlo es cambiarnos a nosotros mismos, mediante una erradicación implacable del neocolonialismo, incluso cuando se presenta en la forma de ayuda humanitaria.
Para el historiador Yuval Harari, Vladimir Putin podrá ganar todas las batallas pero aún así perder la guerra. Su sueño de reconstruir el imperio ruso se apoya en la mentira que Ucrania no es una nación real y que los ucranianos no son gente real. Ucrania es una nación con más de mil años de historia y Kiev una gran metrópoli cuando Moscú era apenas un pueblo. Al planear la invasión Putin pudo contar con varios factores conocidos: su poder militar en comparación con Ucrania, que la OTAN no enviaría tropas, la dependencia europea en el gas y petróleo rusos seria un límite a sanciones. Pero una cosa no conocía bien: que una cosa es conquistar un país y otro mantenerlo. Esto es que los ucranianos acepten estar bajo el dominio ruso. Y es así que la resistencia de la gente esta ganando la admiración de otros países. Las naciones se construyen con historia y cada día que pasa agrega más historias que los ucranianos contarán por décadas y generaciones por venir.
Nos preguntamos si este conflicto iniciado por Rusia derivará en un fortalecimiento de las autocracias en el mundo y una polarización similar a lo vivido durante la guerra fría, donde los recursos alimentaban el poderío de los polos, en lugar de mejorar la calidad de vida de las personas en el mundo. Y ello derivó primeramente en la caída del muro y luego en la Perestroika o desintegración de la URSS. Y esos hechos que consolidaron el fin de la guerra fría derivaron en mejoras sociales y económicas para los países detrás de la cortina de hierro y de la dominación de Rusia. ¿Estamos volviendo hacia atrás en esa evolución?
Es muy paradójico pensar que durante la guerra fría los jóvenes rusos tenían prohibido escuchar a The Beatles y su discografía circulaba en el mercado negro de Moscú. En esos tiempos, más precisamente en 1968 The Beatles lanzaron el Álbum Blanco (The White Album), un disco doble con temas variados muy buenos. Entre ellos esta el tema de arranque “Back in the USSR”, compuesto por Paul McCartney.
En ese momento ya estaban en la cima de su carrera artística y venían transformando profundamente con su música y su estética la cultura de la época. Y en Rusia, en particular, representaban para los jóvenes una búsqueda de libertad y apertura al mundo.
Y Paul cumplió su sueño de tocar ese tema en Moscú en la Plaza Roja en un recital inolvidable frente a 100 mil personas. Fue en su primera gira a Rusia en 2003 donde se entrevistó con el presidente Putin quien asistió a una parte del concierto.
Me gustaría preguntarle a Paul que piensa y siente en este momento del mundo……
Creo que su mirada seria muy inspiradora, como lo fue el contenido simbólico de ese recital en Moscú, para seguir sosteniendo nuestro propósito como líderes transformadores.
4 respuestas
Interesante! Gracias! Qué sorprendente que la democracia sea una porción tan chica de los países de mundo…
Dentro de ese marco que describís, yo sigo muy de cerca los problemas de esta crisis ambiental. Es la amenaza más grave del mundo y nada de lo hecho hasta ahora logró disminuir su crecimiento exponencial. En esta década pasará del clima a lo social, económico y político. Las sequías extremas con mucho calor, los incendios que ya padecemos de millones de hectáreas de bosques y praderas, las tormentas cada vez más fuertes y frecuentes, las inundaciones y deshielos van a provocar migraciones de cientos de millones. Eso provocará anarquía y la generalizacion de conflictos al estilo edad media, salvo que ahora hay ocho mil millones de habitantes, no ochenta.
Mi única causa ahora es combatir las emisiones y promover la aeficiencia energética.
Creo que los consultores de empresas de culaquier tema tiene la oportunidad de influir más que nadie en eso.
Para ello hemos creado un servicio y comunidad de prácticas. «Consultores con buen Clima.» Daremos capacitación, nuevas tecnologías, debates, conferencias, información, mejores prácticas… Vos podrías ser un gran aliado en la difusión.
Querido Javi:
esas preguntas existenciales que tan bien
transmitistes nos interpelan.
Como siempre lúcido y pensante, es muy grato contarte entre mis amigos.
Muy bueno!!
Muy bueno Javier, y muy cierto el tema del deterioro en las democracias. Un arco df analisis que conecta y describe aspectos de permanente vigencia. Pareciera que una y otra vez caemos en los mismos errores como humanidad….ninguna guerra se justifica….y me parece no vamos a saber el verdadero motivo que movilizo a esta. Imagino la respuesta de Paul que te gustaria escuchar de su boca no seria otra muy distinta al nombre de otra cancion, no de su autoria pero si de su amigo de la vida John: Give peace a chance. Ojala aprendamos algo, elijo pensar eso porque si no las perspectivas lucen verdaderamente tristes…