Entrando en calor….
Una mirada sistémica para inspirar nuestras acciones de transformación positiva.
Para iniciar nuestro camino de liderazgo con propósito, resulta necesario conectar con las tendencias y el contexto económico y social vigente. Y como en todo proceso de aprendizaje ejercitar un pensamiento sistémico nos permitirá descubrir los múltiples efectos que los comportamientos humanos y el uso de nuevas tecnologías exponenciales tendrán en la cultura social y las actividades económicas y, por ende, en el mundo del trabajo.
El contexto que nos ofrece nuestra sociedad global de la información no muestra una “Cultura Mundo” que nos atraviesa, donde confluyen cuatro fuerzas ordenadoras: la hipertecnología, el hiperindividualismo, el hiperconsumo y el hipercapitalismo.
Guilles Lipovetsky identifica el avance de un proceso de estetización en el sistema económico donde el arte esta hibridado con lo comercial, dotando a los consumidores de bienes con sentido. Es una evolución hacia un capitalismo posmaterial que podría dotar de mayor civilidad y afianzar la paz social.
Existen una serie de tensiones paradójicas que se manifiestan en la sociedad global de hiperconsumidores: individualismo y soledad versus comunidades particulares que emergen; globalización comercial versus “glocalización, pensar global y actuar local; hipertecnificación versus vuelta a lo natural, ancestral.
Frente a las catástrofes globales que se repiten (crisis financieras, terrorismo, pandemias, desastres naturales) los seres humanos reconocemos una felicidad paradójica que se protege con tres anillos: bienestar emocional y estético, salud y calidad de vida y comunidad, medio ambiente y ética; entendiendo cada vez más que nuestras acciones tienen un efecto en los demás.
Y se nos presentan y, más a las nuevas generaciones, una serie de desafíos como humanidad, que podemos concentrar en dos grandes cuestiones: la integración social y nuestra relación con la naturaleza.
En Argentina podemos hablar de los dos millones de jóvenes entre 17 y 25 años en situación de precariedad, con abandono de la escuela media y trabajos precarios, y el riesgo de los “atajos” que ofrece el narcotráfico.
En Francia podemos hablar de los hijos de musulmanes nacidos allí con abandono escolar y empleos precarios también, sin sentido de pertenencia y que la radicalización islámica empuja hacia el terrorismo y su propia autodestrucción.
El estigma social y la falta de capital simbólico caracterizan la vida de estos jóvenes.
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Si bien la pobreza global y otras manifestaciones de desigualdad como alimentación, salud, educación, razas y géneros ha disminuido significativamente, subsiste en el sistema una clara desigualdad social que sigue expandiéndose. Hoy el 1% más rico posee la mitad de las riquezas del mundo. Las 100 personas más ricas poseen más que los 4.000 millones más pobres.
La pobreza extrema según el Banco Mundial es del 9,6% de la población a nivel mundial, con picos del 35% en Africa. Se espera que en el 2030 la tasa de pobreza global baje al 5,6%.
Y el paradigma del poder esta cambiando: quienes posean los datos poseen el futuro.
¿Cómo enfrentar el problema del bien común?
Sabemos que el famoso y renombrado “derrame” no alcanza para reducir la pobreza.
Se habla y discute mucho acerca de la Renta Básica Universal y ha habido experiencias en algunos lugares como Suiza, Holanda, Livorno, Ontario y Finlandia. No aceptado aún mayoritariamente.
Interesante análisis el de Zizek en su libro “Problemas en el paraíso” sobre la película Batman, el caballero de la noche asciende, donde Bein representa el canal de salida de los oprimidos e infrahumanos que emergen debajo de la tierra en una rebelión colectiva contra el sistema.
Es cierto que la hipertecnología nos ayudará por un lado a facilitar el acceso a bienes y servicios en forma masiva y menores costos.
Sin embargo, está habiendo un impacto en la pérdida de empleos tradicionales y el requerimiento de capacidades para los nuevos trabajos asociados a las tecnologías.
Las encuestas a CEOs del mundo realizadas en Davos por PWC anualmente, nos muestran la preocupación por la disponibilidad de capacidades para la evolución que tendrán los negocios.
El conocimiento de temas relacionados con los procesos de digitalización y los llamados “soft skills” dominan la búsqueda de talento para sus organizaciones. Estos últimos se identifican como difíciles de encontrar.
Por otro lado, la fusión entre la biotecnología y la infotecnología como los desarrollos más significativos de las tecnologías exponenciales nos abren una serie de preguntas acerca de sus posibles impactos y desafíos. Estamos hablando de Inteligencia artificial, sensores y redes e internet de las cosas. Hoy contamos con 12 billones de dispositivos y en 2020 se estiman en 50 billones. Sumado a la posibilidad de contar con internet en todo el planeta.
Con relación a las desigualdades, existe el riesgo tal como nos explica Harari, de que el humanismo digital se encamine hacia las desigualdades biológicas, donde coexistan superhumanos con mejoras físicas y cognitivas y homo sapiens inútiles que han perdido relevancia económica porque el poder migrará de la política de masas al poder de los datos.
Y nos enfrenta al dilema de como regular la propiedad de los datos. Datos que circularán desde sensores de cuerpo y cerebro a empresas y organismos de gobierno. Llegando quizás a lo que el autor llama “dictaduras digitales”. ¿Corre riesgo el libre albedrio del ser humano?
¿Deberíamos pensar en una posesión colectiva de los datos?
La robótica y la inteligencia artificial presentan dilemas éticos y la necesidad de acordar la relación hombre-máquina.
¿Contaremos con Cyborgs entre nuestros colaboradores?
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Dentro del desafío de la integración social el problema de los inmigrantes y su posible forma de abordarlo presenta diversas aristas y preguntas:
- ¿El país anfitrión permite la entrada por favor u obligación?
- ¿Los inmigrantes deben adoptar las normas y valores del país anfitrión aunque implique abandonar algunos de sus valores?
- ¿Si los inmigrantes se asimilan con el tiempo se convierten en miembros iguales? ¿Hay culturas superiores a otras?
Lo mismo sucede con el desequilibrio ecológico, estimándose que en 20 años la temperatura ascenderá 2º C, originando la desaparición de casquetes polares, afectando el nivel de los océanos, expandiendo los desiertos, generando huracanes y tifones. Esto lleva a un impacto en la producción agrícola y por ende de alimentos.
Claramente este es un tema que debería ser abordado de manera global.
Y hoy sabemos que contamos con 1 billón de personas con deficiencias alimentarias de los 7 billones de personas que somos. En el 2050 tendremos que alimentar unos 9 billones. Y se necesitan también modificarlos hábitos de consumo y producción.
Es claro que estas cuestiones nos presentan un contexto desafiante, incierto y complejo pero que brinda la oportunidad de que los humanos actuemos como una única civilización, como comunidad global.
Y el camino empieza por reconstruir la confianza pública.
La confianza en las grandes salvaciones de la humanidad por parte de las instituciones tradicionales se ha desplomado en los “Tiempos Líquidos”, que tan acertadamente Zigmunt Bauman nos ha demostrado en sus vastos ensayos sobre la era posmoderna.
Asi es que el Barómetro de Confianza de Edelman del 2019 nos muestra que si bien los niveles de confianza en empresas y ONGs ha mejorado levemente en el ultimo año, los medios de información y los gobiernos siguen en niveles de desconfianza global.
A nivel global la confianza institucional promedia el 52% en 2019, habiendo mejorado 3%. Sin embargo, 15 de 26 países están en el segmento de desconfianza. Argentina está en este bloque con 46%. Hay 6 países neutrales, con niveles entre 50% y 59% y 5 países con niveles de confianza de más del 60%.
La brecha entre población general y público informado se ha ampliado en promedio a 16 puntos.
La brecha más relevante se presenta en la confianza en empresas entre los géneros femenino y masculino.
Se reafirma un deseo urgente de cambios en el sistema
Más del 50% de los empleados consultados a nivel global están preocupados y temen la pérdida de sus trabajos debido a:
- No tener el entrenamiento y skills necesarios
- Los procesos de automatización
- Conflictos internacionales sobre políticas comerciales y tarifas que dañen a las compañías para las que trabajan.
El mundo desarrollado se presenta pesimista respecto del futuro.
La población general de 14 países no cree que ellos y sus familias estarán mejor en 5 años.
Solo 1 de cada 5 personas a nivel de los países encuestados piensa que el sistema esta funcionando. Un 46% cree que no esta funcionando. Más de un 70% experimenta sensación de injusticia y deseo de cambio.
Se mantienen altos índices de desconfianza en la información de las redes sociales.
Un 73% esta preocupado por la información falsa que se puede utilizar como medio de manipulación social.
Oportunidad para las empresas de liderar los cambios en lugar de esperarlos de los gobiernos
Un 76% cree que los CEOs deberían tomar el liderazgo del cambio positivo en los siguientes aspectos:
- Pago equitativo
- Prejuicio y discriminación
- Entrenamiento para los trabajos del futuro
- El medioambiente y su cuidado
- La seguridad de los datos personales
- Abusos sexuales
- Noticias basura
Se verifica un grado de compromiso alto en la relación de las personas con su empleador del 75%
Estos primeros insights nos motivan a intervenir desde nuestros espacios de liderazgo. Nosotros, líderes con propósito tenemos un espacio interesante para recorrer en las brechas existentes en el sistema.
Y aquí también se verifica una demanda sobre el sector privado empresarial que retroalimenta una relevancia que nos brinda una oportunidad de cambio positivo para contribuir a la mejora del sistema capitalista en el que funcionamos.
Salgamos de nuestros espacios de confort y aparente seguridad para ser protagonistas!!!