El futuro del sistema educativo

Después de transcurridos unos meses desde la ultima nota y, de haber recorrido varios temas en mi mente, llego a la necesidad de expresión sobre el tema de la educación.

Algo que también se convierte en un factor de diferencias sociales y que la pandemia ha sabido dejar en evidencia en la sociedad global que conformamos.

Mucho se viene escuchando sobre un sistema educativo concebido para la sociedad “fordista“ y productivista que poco tiene que ver con la sociedad del conocimiento del Siglo XXI, donde la construcción de valor se basa en activos intangibles. Más aún, pensando en la posibilidad cierta de vivir una vida de múltiples etapas como describimos en nuestra nota sobre hibridación generacional. 

Además, sabemos que la única forma de combatir con certeza las desigualdades sociales preexistentes y la pobreza será invertir en remodelar, reinventar, redefinir el sistema educativo.

Ya hemos mencionado en estas páginas herejes y disruptivas que cuando desarrollamos nuestra investigación sobre los jóvenes en situación de precariedad social en Argentina, en el año 2013, que dio como resultado nuestro libro “Inteligencia Social”, aprendimos sobre la falta de oportunidades de los jóvenes en esa situación. Jóvenes que anhelan mayoritariamente construir un proyecto de vida sustentable que los libere de esas condiciones y de la pérdida creciente de libertades individuales para elegir su camino. 

De ahí el éxito comprobado de los programas de “Transformadores sociales” que junto a Creer Hacer iniciamos en 2014 en la escuela de negocios de la firma que me tocó conducir por un tiempo inolvidable. O su evolución hacia la diplomatura en Transformación Social que junto a la Universidad Siglo XXI supo construir Daniel Cerezo y sus cofundadores en Creer Hacer.

Sabemos que la autonomía es posible a través del conocimiento y no sólo el impartido por el sistema escolar formal.

El año pasado tuve el placer de colaborar, junto a otros mentores, con un grupo de emprendedores sociales quienes lanzaron un proyecto de educación en tecnologías para jóvenes que terminan el nivel medio, brindándoles herramientas para su empleabilidad y posibilidad de proseguir con sus estudios universitarios.

El proyecto Semillero Digital es un ejemplo de cómo descubrir la potencialidad de jóvenes en situación de pobreza en nuestro país. Sus posibilidades de expansión construyen una expectativa favorable que podría escalarse a toda nuestra desigual región latinoamericana. Además se construye un puente de doble vía donde quienes colaboran como docentes y mentores encuentran un sentido de propósito y una experiencia única de liderazgo de servicio.

Hoy la transformación de las empresas hacia la digitalización y desmaterialización de sus procesos de negocio requieren de capacidades en ciencias, tecnología, matemáticas. Y los recursos tecnológicos son escasos.

Si examinamos los skills o competencias requeridas por los CEOs del mundo empresario global, observaremos que se resumen en dos grandes vertientes: las cuestiones tecno, biocientíficas y las denominadas habilidades humanas interpersonales y de autoconocimiento y empatía, descriptas por Daniel Goleman como componentes de la Inteligencia Emocional y Social.

Este autor, junto a Peter Senge, nos plantean en su libro Triple Foco la necesidad de incorporar estas habilidades socioemocionales desde la educación primaria, además de la mirada del pensador sistémico para la comprensión del mundo. Esto último que hoy se reafirma en el concepto de nuestra interdependencia humana siendo parte de un todo global, entendiendo que nuestras acciones tienen un efecto en nuestros semejantes y que los hechos o eventos están interconectados entre sí.

Stephanie Jones, profesora de la escuela de educación de Harvard reafirma la necesidad de una educación socio emocional en los niños para ganar resiliencia frente al stress y mitigar la falta de concentración y atención, así como mejorar los comportamientos de los niños. Considera necesario trabajar en la formación profesional de los educadores y crear nuevos espacios de aprendizaje donde también las familias sean parte.

El sistema educativo debería junto a la familia ser formadores de personas empáticas, solidarias, colaborativas, aprendices a perpetuidad, creadores de contextos, liderando los cambios que necesita nuestro sistema para acomodarnos a los límites planetarios y asegurando las condiciones humanas de acceso a calidad de vida para la población.

Esta renovación educativa involucra a los alumnos y a los docentes y familias por igual. Sostener el statu-quo sólo contribuirá a perpetuar la pobreza humana que bien sabemos no sólo es económica.

Alguna vez como dice Alessandro Baricco en The Game, los locos creadores de internet y las nuevas tecnologías consecuentes tuvieron como objetivo transgredir los valores perimidos de las instituciones del Siglo XX, quebrando el poder las elites sociales y políticas responsables de dos grandes desvastadoras guerras, así como su concentración económica. 

Hoy quienes lideran el desarrollo tecnológico podrán ayudarnos a alcanzar el acceso irrestricto a contenidos formativos y educativos para todos los niños y adolescentes del mundo. Es la oportunidad de lograr lo que les faltó concretar cuando planearon la forma de desestructurar el sistema.  Quizás sin preverlo, crearon la maquinaria más eficiente de manipulación ideológica, consumista y de control de seres humanos entregados a mecanismos de autoexplotación, como describe Byung Chul Han. 

Resulta muy interesante el proyecto desarrollado por PWC en Estados Unidos, llamado «Access your potential » (Accede a tu potencial). El robot CODE-E recorre las escuelas del país inspirando a los estudiantes a aprender más sobre las innovaciones emergentes como Inteligencia Artificial, Realidad Virtual, Robótica y Drones. Los desafía a interesarse en sus futuras carreras en STEAM (ciencia, tecnología y matemáticas).

Es la forma en que esta empresa está respondiendo al impacto que las tecnologías exponenciales están teniendo en la digitalización de los trabajos. El propósito es entrenar a su propios colaboradores, sus clientes y las comunidades.

La agenda del mundo empresario debe incluir la transformación del sistema educativo, como parte del llamado «Great Reset» que ha convocado el Foro Económico de Davos. Es una parte esencial del camino hacia un modelo de economía del bienestar, donde el rol empresario expanda su impacto positivo hacia la comunidad y el medioambiente.

Richard Gerver, experto en educación del Reino Unido, propone cambios en el sistema escolar que lo hagan relevante para los jóvenes, evitando la deserción escolar.  Cree que debemos prepararlos para enfrentar posibles futuras crisis globales como la pandemia actual o financieras o medioambientales. Un mundo en el que la personas deben aprender a valerse por sí mismas, siendo más ágil y en entornos confusos y ambiguos. Debemos asegurar que los contenidos sean ricos en contexto y experiencias para los estudiantes. La falta de acceso a la tecnología es una condición limitante, pero por cierto podría mitigarse.

Por ello Gerver propone que las redes de internet de espacios comunitarios, bibliotecas o de lugares hoy de escaso uso o cerrados sean brindados a las familias que no tienen acceso al servicio.

Creemos que la cuestión esencial es ayudar a los chicos y adolescentes a encontrar su pasión. Que puedan encontrar el diseño de su buena vida con integridad, con valores, con propósito.

El sistema educativo debe quebrar el modelo mental que ve a todos los niños como incompetentes, que no quieren estudiar y que debemos empujarlos a través del sistema. De esta manera limitamos su potencial y la posibilidad de verlos florecer. ¿Estamos confiando lo suficiente en nuestros alumnos? Me pregunto si los estamos sobreocupando con tareas, sobrecargándolos con pruebas y exámenes. 

Cuando entenderemos que la gente exitosa lo es porque es apasionada con lo que hace, y puede tomar riesgos, equivocarse y aprender del error, tomar decisiones de coraje y generar cambios positivos en la sociedad. Muchas veces escuchamos y personalmente, en el mundo empresario que me toco vivir, que las nuevas generaciones son peores, no tienen compromiso. Estamos demonizando a los jóvenes. Por supuesto que hay chicos que son violentos y es porque hay una causa profunda que abordar y no lo corregiremos dando reglas o escarmientos.

En el zapato de educadores y padres debemos preguntarnos el por qué de ciertos comportamientos inapropiados, cuál es la causa, de dónde proviene. Cómo ayudamos a esos chicos a hacer que su vida sea mejor. La responsabilidad de un maestro es formatear no sólo la vida académica de un niño, sino su vida integral. 

Un cambio de paradigma en el sistema educativo, nos inmunizará de la manipulación de líderes gubernamentales inescrupulosos, que hacen de la fragmentación  y las brechas sociales la base de su subsistencia en el poder.

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