La irrupción de la inteligencia artificial (IA) y, su expansión exponencial registrada en el último tiempo nos desafía a comprender de una manera integral y con un enfoque sistémico, sus implicancias para la humanidad y en las distintas dimensiones de nuestra Sociedad. Resulta de importancia que cómo pensadores sistémicos repasemos cómo ha sido esta evolución y las oportunidades que nos presenta para mejorar el desarrollo humano en las organizaciones y comunidades en las que nos toca intervenir.
Si bien quienes provenimos de experiencias de trabajo en el mundo de las organizaciones empresariales ya hemos asistido a la utilización de algoritmos para automatizar tareas y sistemas de autoaprendizaje y retroalimentación, es claro que desde 2023 esta tendencia se potenció gracias a la democratización de las plataformas de GPT (redes neuronales generativas, pre entrenadas y basadas en Transformers) que pueden comprender el lenguaje natural.
La evolución de los distintos modelos de GPT se basó en el crecimiento de sus parámetros y de los datos a procesar. Es así que, estas redes neuronales entrenadas con enormes volúmenes de texto para producir lenguaje, llamadas LLM (Large Language Models, Grandes Modelos de Lenguaje) y su desarrollo cualitativo, nos presenta la posibilidad de una conexión hombre-máquina que seguramente impactará en la generación de ideas, la creatividad y la innovación humana.
Si bien todo avance tecnológico origina temores sociales, en este caso lo que está en juego es el camino hacia la supremacía de la inteligencia artificial sobre la humana. Algo que Ray Kurzweill, co-fundador de Singularity University había identificado como la era de la Singularidad y pronosticado en sus clases, hace ya una década, para el año 2029, y que luego ajusto para 2042. Inclusive, anticipaba la posibilidad de elevación de las capacidades humanas a nivel cognitivo y físico a través de la hibridación biológica y tecnológica.
Por su parte Elon Musk en 2023 predijo el desarrollo de una superinteligencia AGI (Artificial General Inteligence) para 2029 en coincidencia con la primera visión de Kurzweill.
De hecho, empresas como Open AI, Google, Meta y otras, han iniciado el camino hacia el desarrollo de una superinteligencia artificial que tenga todas las capacidades humanas. Es decir, capacidades en diferentes dominios y tareas, incluyendo abstracción, comprensión, visión, programación, matemáticas y otras habilidades de manera profunda.
Por ello, estamos frente a una tensión paradójica entre los beneficios que pueden lograrse a nivel social y la contracara de los riesgos ya identificados por pensadores como Yuval Harari y Byun Chul Han sobre la pérdida del libre albedrío y la manipulación social ya hoy existente.
Ahora bien, una pregunta que nos hacemos es cómo ha sido este desarrollo exponencial de la inteligencia artificial generativa en tan poco tiempo. Porque ya asistíamos al desarrollo de algoritmos que probaron superar al ser humano en ciertas disciplinas como los juegos, el caso de Deep Blue, Watson y Alpha Go. Pero fue a partir de 2017 el desarrollo de las arquitecturas transformativas que potenció nuevos estándares en el procesamiento de lenguaje natural.
Peter Diamandis, co-fundador de Singularity University y promotor del uso de la tecnología para mejorar la calidad de vida de las personas, nos señala que, si bien a IA fue por primera vez discutida en 1956 en la conferencia de Dartmouth organizada por John McCarrthy y los primeros algoritmos de aprendizaje profundo fueron descriptos en 1965, hoy está explotando.
Y lo explica en cuatro razones:
- El poder computacional. Mientras el poder de computación se estuvo duplicando cada 12 o 24 meses en los últimos cincuenta años conforme a la Ley de Moore, solo recientemente en los últimos cinco años hay suficiente poder computacional para correr los algoritmos de aprendizaje profundo actuales.
- Masiva cantidad de datos etiquetados. Los datos globales han estado duplicándose cada dos años y se espera que alcancen 175 Zettabytes (175 billion-millon-megabytes) en 2025. No solo un volumen enorme de datos, sino también etiquetados o clasificados, permitiendo el entrenamiento de los grandes modelos de lenguaje (LLMs).
- Desmonetización de los costos de entrenamiento. El costo de entrenamiento de estos sistemas de IA ha caído 99,5% en los últimos 5 años. Algo extraordinario.
- Inversiones masivas. En 2021 las corporaciones invirtieron 160 billones de dólares en IA. Para 2030 el mercado global de IA está proyectado en 1,6 trillones de dólares.
El pulso social
Qué impacto está teniendo este movimiento disruptivo de la tecnología en el humor y percepciones sociales en la sociedad global.
El Barómetro de Confianza de Edelman 2024 dedica su investigación a la innovación tecnológica bajo la consigna “ Innovación en riesgo”.
Esta encuesta revela una nueva paradoja en la sociedad. La innovación acelerada ofrece la promesa de una nueva era de prosperidad, en cambio aparecen riesgos que afectan la confianza, generando inestabilidad social y polarización política.
En un año en el que la mitad de la población mundial votará nuevos líderes, la aceptación de la innovación es esencial. Mientras la gente está de acuerdo en que los científicos son esenciales para la aceptación de la innovación, muchos están preocupados que la política tenga demasiada influencia en la ciencia. Esta percepción está contribuyendo al declive de la confianza en las instituciones responsables de conducirnos al cambio y a un futuro más próspero.
Las empresas privadas son las instituciones más confiables para la gente en asegurar que las innovaciones son seguras, entendibles y accesibles, si bien alcanzan apenas un 59% de confianza pública. Son vistas como un canal para integrar las innovaciones a la sociedad.
Los gobiernos han perdido la competencia para regular efectivamente los procesos de innovación. Se requiere de nuevos liderazgos en este tema.
Estas percepciones acerca de las innovaciones tecnológicas se enmarcan en un contexto de miedos sociales en la mayoría de las personas encuestadas: temores económicos personales como la pérdida de empleos y la inflación y temores existenciales como el cambio climático, los hackers, la guerra nuclear y la guerra de la información que incremente las diferencias sociales.
Esto, además de un continuo declive en los gobiernos y los medios de comunicación en cuanto a competencias y ética.
Entendiendo los orígenes de la revolución tecnológica
Es interesante analizar las cuestiones paradójicas que surgen de la propia disrupción tecnológica que bien describe Alessandro Baricco en “The Game” como punto de partida para llegar a los dilemas que se nos plantean hoy en esta evolución, diría revolución tecnológica.
Los orígenes de este movimiento se remontan a jóvenes tecnólogos y nerds que buscaron intervenir sobre las herramientas en vez de intentar una guerra de ideas para desmantelar el paradigma mental del Siglo XX. Rechazar la profundidad como corazón de lo autentico y situar el corazón del mundo en la superficie.
Sus líneas de acción fueron: elegir el movimiento, evitar las mediaciones, desmaterializar la experiencia, no tener miedo a las máquinas y confiar en la postura hombre-teclado-pantalla. En el smartphone lograron consolidar una utopía que estuvo desde los orígenes de este movimiento: que las computadoras a largo plazo llegaran a ser productos orgánicos, no objetos artificiales, sino extensiones el cuerpo humano.
Claramente se alcanzó un estado de “humanidad aumentada” al facilitar a la gente, a los usuarios de la Web moverse lateralmente, viajar por todas partes, acceder a los cajones ajenos, cruzar la frontera del ultramundo, en definitiva desarrollar las posibilidades de cada individuo.
Y además lograr una suerte de redistribución del poder, desactivando a las elites sociales del Siglo XX.
La insurreccion digital ha logrado restituir la robustez del ego que antes estaba reservada a las elites.
Asi el Game de Baricco se convirtió en una gran incubadora de un individualismo de masas nunca conocido.
Y volviendo a las cuestiones paradójicas, luego de tantos años de evolución el Game ha producido sus propias elites.
Esto estuvo claramente simbolizado en la comparecencia de Mark Zucherberg al Senado de Estados Unidos en 2018 por el caso de Cambridge Analytica, una compañía inglesa que se había llevado millones de datos personales de Facebook, utilizándolos luego para influir en las elecciones americanas en 2016. La escena representaba la vieja elite frente a la nueva elite. Muestra la distancia abismal entre los dos tipos de poder. Nos enmarca el cambio de paradigma y la irrupción de una nueva elite.
Baricco reconoce como una de las disfunciones de The Game que un sistema nacido para redistribuir el poder ha acabado redistribuyendo posibilidades, obteniendo el inesperado resultado de crear inmensas concentraciones de poder. Y otra disfunción marcada es que haber dejado intacto el esqueleto del mundo del Siglo XX: Estado, Escuela, Iglesias. Y lo que más preocupa es el esqueleto de la educación en manos de una escuela que forma buenos ciudadanos de una democracia media de los años ochenta.
El dilema estará en construir una inteligencia artificial general centralizada o crear un sistema complejo de inteligencia colectiva que nos represente a todos, empoderando a la humanidad.
La visión de un liderazgo distópico como la de Emad, ex CEO de Stability AI, es que actualmente en el mundo no hay una gobernanza adecuada sobre la IA y deberíamos actuar rápidamente. Debemos responsabilizarnos no solo por lo que estas tecnologías pueden hacer sino también que es lo que deben hacer para crear un mejor futuro para todos.
Emad como uno de los pioneros en el manejo de esta tecnología y su futuro desarrollo, y motivado por lo que el denomina “ massive transformative purpose “, nos transmite también su preocupación por la potencialidad de la IA para debilitar el sistema democrático, pudiendo utilizarse para persuadir y manipular emocionalmente a cada ciudadano.
Este proceso de descentralización de la IA tiene tres componentes relevantes:
- Accesibilidad. Que todos puedan acceder a la tecnología de IA.
- Governanza. Descentralizar y democratizar la gobernanza sobre los datos de los sistemas de IA en lugar de su control por unas pocas compañías.
- Infraestructura modular. Los sistemas de IA deberían ser construidos de forma modular para que las personas puedan a su vez construir, en lugar de un sistema centralizado monolitico.
En su libro “Infocracia” Byung Chul Han analiza como estamos como sociedad global inmersos en el llamado régimen de la información , definida como: “la forma de dominio en la que la información y su procesamiento mediante algoritmos e inteligencia artificial determinan de modo decisivo los procesos sociales, económicos y políticos. A diferencia del régimen de la disciplina, propio del capitalismo industrial, ya no se explotan cuerpos y energías sino información y datos. El factor de poder no es ahora la posesión de los medios de producción, sino el acceso a la información , que se utiliza para la vigilancia psicopolítica y el control y pronóstico del comportamiento.
A esto contribuye el propio sujeto del régimen de la información, quien se cree libre, autentico y creativo. Ya no se requiere su sumisión a través de la disciplina como describía Foucault. El régimen de la información se apodera de la psique mediante la psicopolítica. La vida en las redes digitales lleva a un proceso de tribalización de los individuos y a una pérdida creciente de la acción comunicativa necesaria en los sistemas democráticos. Hay una ausencia de la otredad, de la interacción y contraste con puntos de vista diferentes. Ya no nos escuchamos y esto puede contribuir a la desintegración de la sociedad en irreconciliables identidades sin alteridad. Esto sumado a las “fake news” lleva a una manipulación de las preferencias políticas, algo a lo que hemos asistido en distintos procesos de elecciones en el mundo , así como en la gestión que los gobiernos hicieron de la crisis derivada de la pandemia global.
Nos interroga este dilema de cómo encauzaremos la relación humano-algoritmos para obtener los mayores beneficios para la sociedad global con los menores costos posibles.
La inteligencia es universal
La inteligencia artificial se ha consolidado al mismo tiempo que lo ha hecho la conciencia de que existen otras inteligencias no humanas, como la del resto de los animales o la vegetal. Esta comprensión nos empuja a abandonar colectivamente nuestro antropocentrismo. Que recordemos que nunca fuimos el centro de nada.
Así, empezaremos a entender la inteligencia como un fenómeno universal, porque todos los seres existen porque son capaces de entender su entorno y resolver problemas que este les plantea.
La inteligencia siempre ha sido colectiva, pero las interconexiones actuales aceleran exponencialmente esa realidad. Los textos de las redes sociales solo cobran sentido en clave de comentario, interacción, la cita, lo compartido, lo retuiteado. Son collages en movimiento, cadáveres exquisitos orgánicos, que crecen a perpetuidad.
La etnografía, la neurología o el arte contemporáneo de este cambio de siglo están reivindicando las sabidurías ancestrales, como que existen lenguajes vegetales o animales, o que los hongos y las plantas pueden revelarnos cámaras secretas de nuestra propia conciencia, o que es predictiva la naturaleza del sueño.
Entre tantas sombras que proyectan las inteligencias artificiales, la luz principal tal vez sea su fuerza totalizadora. Durante los últimos milenios la humanidad ha crecido en cantidad y complejidad, de modo que se ha alejado cada vez más del acceso a los conjuntos que un día le pertenecieron. El ser humano fue perdiendo visión panorámica.
Google, los macro servidores y los algoritmos forman parte del nuevo gran mito de esa cronología de la imposibilidad de una cosmovisión, de un conocimiento total humano. Extrañamente la inteligencia artificial nos permite recuperar la idea de lo universal.
Aunque la singularidad, ese momento en que las maquinas sean autónomas, la narremos casi siempre en términos de distopia, en verdad esa totalidad seria utópica. Nos permitiría volver a un saber que perdimos cuando nos abandonaron los dioses o nosotros los abandonamos a ellos.
Finalmente, y a modo de cierre de esta exploración sobre la inteligencia artificial y el humanismo, tomamos las palabras de Alessandro Baricco:
“…el Game necesita humanismo. Lo necesita su gente… necesitan seguir sintiéndose humanos. El Game los ha empujado a una cuota de vida artificial que puede ser compatible con un científico o un ingeniero, pero a menudo antinatural para todos los demás. En los próximos cien años, mientras que la inteligencia artificial nos llevará aún más lejos de nosotros, no habrá bien más valioso que todo lo que haga sentirse seres humanos a las personas. Por muy absurdo que pueda parecernos ahora, la necesidad más extendida será la de salvar una identidad de la especie. En ese momento recogeremos lo que hayamos sembrado en estos años. “